👩🚀 Algunas veces la única forma de salir de algo es atravesarlo
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Algunas veces la única forma de salir de algo es atravesarlo
Por: Abraham
La vida es una combinación entre saber cuándo mantener la lucha por un objetivo y cuándo es momento de recoger tus cosas y seguir tu camino por otro lado. Winston Churchil decía que el éxito es la capacidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo; esa frase me parece una perspectiva muy inspiradora, sobre todo para alguien que estuvo a un par de horas de perder la libertad de su país y al final logró mantener la calma y no perder una guerra. Yo creo que esa forma de pensar suena muy bien, el problema viene cuando estás en medio de un ambiente muy incómodo y esa voz dentro de ti te dice que es momento de huir. En ese momento llega una perspectiva mucho menos romántica y más cruda, algunas veces la única forma de salir de algo que atravesar por ese sufrimiento y ese dolor.
El sólo pensar que tenemos que atravesar cosas difíciles para llegar al otro lado del puente donde hay un jardín infinito de felicidad y abundancia me da una sensación de 50% miedo y 50% emoción. Mi emoción es sembrada por haber pasado por varias situaciones adversas y recordar que al final todo sale, los resultados son una combinación de aceptar que todo cambia y trabajar lo más duro que puedas hacia un objetivo que definas claramente. Esta emoción es un motor que protege del miedo y es una armadura que ayuda a blindarnos del fracaso; esto es como la combinación del aislamiento geográfico, la Real Fuerza Aérea Británica y la Armada Naval Británica que ayudó a Churchill a defender su nación de una invasión durante la segunda guerra mundial. Ahora, viene el miedo al que nos tenemos que enfrentar al abordar un reto…
El miedo es una reacción natural de nuestro cuerpo que está diseñado para protegernos, nos nubla la mente, nos hace dudar, y nos hace cuestionar si lo que estamos haciendo es seguro. Como escribió Frank Herbert en la novela de ciencia ficción Dune:
No debo tener miedo.
El miedo mata la mente.
El miedo es la pequeña muerte que conduce a la destrucción total.
Afrontaré mi miedo.
Permitiré que pase sobre mí y a través de mí.
Y cuando haya pasado, giraré mi ojo interior para escrutar su camino.
Allá donde haya pasado el miedo ya no habrá nada.
Sólo estaré yo.
El miedo muchas veces nace cuando te enfrentas a algo desconocido e incierto, se apodera de tu cuerpo y te convierte en un títere y te limita al alcanzar tus objetivos. Probablemente tu miedo crezca exponencialmente conforme inicias a pensar que aquello que te aterra puede tener un impacto en la gente que te rodea y amas, entiendo lo paralizante que puede ser esa sensación. Imagina el miedo constante que Winston Churchill sufría al pensar que su pueblo probablemente no tendría la capacidad de aguantar los duros embates de una estruendosa guerra que destruía edificaciones y hacía sonar alarmas que aterrarían a cualquier persona viva. Este miedo no era infundado, Winston sabía lo que se sentía estar en una guerra devastadora.
Una de las formas de afrontar el miedo, permitir que te atraviese, y continuar tu camino con tranquilidad es haber conocido algo similar en tu pasado. Churchill tenía un profundo miedo por su pueblo y ya había visto al miedo a los ojos antes, durante sus peleas en la primera guerra mundial. Él sabía que la resiliencia humana y nuestra hambre por la libertad es un factor tan profundo de nuestro ser que su pueblo encontraría una redención que silenciaría las estruendosas bocinas de un Londres derrumbado. Ver las ruinas de una esplendorosa ciudad puede ser percibido como una gran oportunidad de cosechar las semillas plantadas o como un deshuesadero de concreto y asfalto; Winston y el pueblo Británico decidieron verlo como una gran oportunidad.
Por lo que pasa nuestra industria para nada es comparable con un hecho tan devastador como la segunda guerra mundial, tú y yo estamos en un constante camino de construcción para el futuro de la organización social y económica. Vivimos en un jardín infinito a comparación del Londres de 1941 y debemos tener un profundo agradecimiento por eso. También es real entender que algunas veces esta industria se siente como una ciudad que se tambalea por ataques de una fuerza aérea enemiga, saboteadores internos y embargos de recursos. Aunque se sienta eso, en el centro de esta comunidad encontramos una perpetua flama de esperanza, ahí en un grupo escondido en las grietas del internet. Ahí seguiremos construyendo nuestro futuro y esa llama no se apagará jamás, algunas veces tendrá menos fuerza pero seguirá viva.
Cuando estamos cerca del final del miedo, es cuando más debemos mantener nuestra mente blindada, aún no salimos de lo más difícil. Iniciemos a reconstruir entendiendo que aún puede haber golpes por venir.